ANÁLISIS Y OPINIÓN
Trabajo, Educación y Ciudadanía
Columna de opinión de Gustavo Santos Ibáñez, secretario general de SUTEBA General Pueyrredon, por el día del trabajador
De las fechas conmemorativas de tipo universal, el “Día Internacional del Trabajador” es un hito histórico que atraviesa la capilaridad de todos los sectores sociales a lo largo del mundo. Los dramáticos sucesos del 1ro de mayo de 1886 en los EEUU, con una huelga de trabajadorxs en pleno corazón del sistema capitalista de producción bajo la consigna “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño, ocho horas para la casa”, desembocaron en la ciudad de Chicago en el encarcelamiento, represión y muerte de manifestantes y dirigentes sindicales juzgados en juicios amañados. El resto es lo sabido por todos. Con los años fueron declarados inocentes, se liberó a los detenidos acusados injustamente, se consiguió la que las consignas exigían. Sin embargo, el punto de inflexión para el movimiento obrero internacional se produce cuando en julio de 1889 el Congreso Obrero de París resuelve declarar el 1ro de Mayo como “Día Internacional de los Trabajadorxs” en memoria de héroes y heroínas de Chicago. Hoy, a 134 años de aquel Congreso, son conmemoradas estas luchas en todos los países del mundo, excepto EEUU, Canadá, Japón y Australia.
Las profundas mutaciones del sistema capitalista en sus fases monopolista, imperialista y de financiarización neoliberal a la que hemos asistido desde entonces, produjeron transformaciones en el mundo del trabajo y una modificación profunda en la relación no sólo entre capital y trabajo donde el modelo más claro es el de la externalización de la producción, sino en la en la constitución de un sujeto que la racionalidad neoliberal forja -el homo oeconomicus señalado por Wendy Brown- que disemina sus prácticas de modelo de mercado en todas las esferas, ideas y actividades humanas.
En el caso del mundo del trabajo las transformaciones producidas en pleno siglo XXI bajo el nuevo paradigma digital y las configuraciones del ecosistema tecnológico en entornos y tipos de organización nuevos, condicionan y advierten su impacto laboral en mano de obra, productividad, conocimiento, precarización y una mayor incertidumbre dado que la misma se produce en sociedades profundamente desiguales Estas consecuencias ya vienen siendo advertidas tanto por la OIT, organismos internacionales de estudios del trabajo como así también por las centrales sindicales internacionales.
En este contexto se inscribe el trabajo docente hoy. En un tiempo donde se hace necesario abordar la vinculación entre nuestro trabajo y los diversos contextos de escolarización donde se desarrolla, aplicando y construyendo categorías analíticas que problematicen nuestra práctica desde el lugar de clase trabajadora, sindicalizada y desde un proyecto político-pedagógico. Así como lo está haciendo la Internacional de la Educación, en nuestro país la CTERA viene advirtiendo en distintos informes e investigaciones acerca del avance de sectores empresarios, capital privado y fundaciones o ONGs en el sistema educativo con el objetivo de la apropiación de los recursos presupuestarios que los Estados destinan al financiamiento educativo como también la conformación de una racionalidad social propia: individualismo, lógica de inversión, emprendedorismo. Las plataformas digitales están presentes hoy en la educación pública. Observemos como ejemplo el Programa de Educación a distancia “Adultos 2000” que implementa Horacio Larreta en CABA, en formato virtual y desde cualquier lugar del país o también, como en el municipio de Vicente López, donde en 2022 se presentó la primera “Escuela Google” de Argentina enmarcada en el programa Google Reference School y que, dice su sitio web, “reconoce a las instituciones escolares que utilizan de forma innovadora las herramientas educativas” de esta empresa.
El nacimiento de nuestras organizaciones sindicales -CTERA y SUTEBA-, estuvo dada y hoy continúa en la centralidad conceptual del sentido del trabajo docente. Es decir, aquello que señalaba claramente Stella Maldonado: “pensar nuestro trabajo desde la concepción antropológica, como la actividad humana que transforma la materia (…) En este sentido, el trabajo no es lo que se tiene o no se entiende, sino lo que se hace.” Las problemáticas que hoy atraviesan la escuela en tanto caja de resonancia de lo social y que impacta en el puesto de trabajo docente y la tarea cotidiana, tanto en sus formatos de exclusión socioeducativa de importantes sectores de niño, niñas y jóvenes, como también la organización escolar necesaria para esos nuevos formatos o realidades sociales, impone ser abordadas. Esto implica pensar la integralidad del sistema en todos sus niveles y modalidades. Hablar de integralidad es colocar en debate las trayectorias escolares como así también aquello que viene reclamando nuestras organizaciones sindicales: creación de todos los cargos docentes, cantidad de administrativos y directivos necesarios para cada tipo de organización escolar, infraestructura escolar acorde a las necesidades de formación específica, salario docente, equipamiento, conectividad, aplicación de software educativos de producción nacional, conformación de escuelas de jornada completa, entre otros.
Para nosotros el concepto puesto de trabajo es un término potencialmente político. Nos sitúa en tanto seres políticos en relación intrínseca con el hecho educativo. Así, el puesto de trabajo docente, señala Héctor González, “articula en una misma descripción qué hace el trabajador y cómo lo hace, la forma en que se relaciona con los otros puestos de trabajo y las condiciones que deben dársele para que pueda realizar ese trabajo; es decir ubica claramente el hacer del docente en la materialidad de la situación de trabajo».
En es sentido vale para finalizar, a 134 años de aquel Congreso Obrero de París, atender el llamado de la Internacional de la Educación: Primero de Mayo: unámonos por la pública, para crear escuela, en el cual se expresan claramente las voces de trabajadores y trabajadoras del mundo sindicalizados: “Con motivo del Primero de Mayo, la Internacional de la Educación, la voz mundial de la profesión docente, hace un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que aumenten la financiación pública educativa y garanticen derechos laborales y condiciones de trabajo dignas para docentes y personal de apoyo educativo. Al celebrar este Primero de Mayo, reafirmamos nuestra determinación y compromiso con la justicia social, la paz y la democracia. Por eso nos unimos—un sindicato, una voz—, por la pública, para crear escuela. También nos solidarizamos con el movimiento sindical mundial, con nuestros hermanos y hermanas sindicalistas, en nuestra lucha común por la defensa de los derechos sindicales y, por un futuro justo y sostenible para todas las personas.”
Gustavo Santos Ibáñez – Secretario General SUTEBA Gral Pueyrredon