Dos años de CGT: el fin de un ciclo y el cambio obligado

Por Juan Manuel Morena, director de Mundo Gremial

En lo que va del 2023, la comisión directiva de la Confederación General del Trabajo (CGT), en los papeles, sólo se juntó una vez, el 20 de abril. Fue para tratar la conmemoración del Día del Trabajador, analizar la situación gremial, social y política del país y financiera de la organización.

El acto por el 1° de mayo se realizó un día después, con un encuentro pobre, sin trascendencia y que de cara al cierre de listas no posicionó a la central obrera. Tuvo lugar en el Estadio del Club Atlético Defensores de Belgrano y ni siquiera fue colmado. En el ambiente, en lo simbólico, significó mucho.

La mayoría de las reuniones de peso, de la mesa chica y de la mesa chica ampliada, se realizaron en la sede de UPCN Nación ubicada en Moreno 1332. La política atravesó el año cegetista, y esta sede tuvo esa centralidad de poder.

El triunvirato Héctor Daer, Pablo Moyano  y Carlos Acuña está agotado, por funcionamiento, pero también por las circunstancias que se imponen. La primera y no menor: si gana Sergio Tomás Massa las elecciones del 19, es el eje del planteo económico político que propone.

El ministro viene hablando de producción y exportación, y la CGT está conducida por tres dirigentes de sindicatos que representan servicios. La pregunta es si volvió la hora de sentar a un dirigente ligado a la producción al frente de la entidad (metalúrgicos, mecánicos, construcción, alimentación, etc.) Este será el primer desafío que se presenta.

La otra cara del análisis es la vigencia de Héctor Daer, quien hizo el soporte del gobierno de Alberto Fernández y la transición al proceso de Massa. En cambio, Pablo Moyano fue desplazado de la Federación de Camioneros y hoy la interna en su propio gremio hace que no esté yendo a San José 1781, sede del sindicato. La evolución de la interna en Camioneros será tal vez el hecho sindical más importante de los próximos cuatro años.

Capítulo aparte es el caso del triunviro Carlos Acuña que, según transcendidos, no tuvo un buen año en términos de salud personal, se lo vio poco y no pudo hacer valer su historia en el Frente Renovador. Por otro lado, su jefe gremial Luis Barrionuevo hizo un zigzagueo político entre “Wado” de Pedro y Milei que se hace difícil predecir cómo evolucionará y decantará esa jugada. Y todo depende de los resultados del 19, y si gana Milei, también veremos un cambio rotundo.

Con Massa, la CGT estaría ensayando otra fórmula, habrá que ver la posición consolidada de Daer y la fórmula con un hombre de la producción -la metalmecánica tomará impulso-, y el diálogo con Julián Domínguez empezará a tener volumen.

Esta comisión directiva tuvo precedida por dos definiciones previas a la unidad: la integración del cupo femenino, que no modificó la dinámica real pero si la formal, y esa reforma estatutaria que cambió la estructura interna para poder integrar al moyanismo, que no alteró ni sumó nada.

La CGT se perdió la oportunidad de sumar organizaciones que construyen verdaderamente agenda y aportan a un déficit que los expone. En su momento se propuso sumar a un órgano consultivo no vinculante a las confederaciones como la CATT (transporte), CASIA (Alimentación), CATHEDA (energía), etc. Este tipo de organizaciones son las que realmente construyen la agenda del sector y que funcionan por fuera de las secretarías de la CGT que en escasas oportunidades generan algo.

Evaluando todos estos hechos y el proceso político en danza, no hay que descartar un adelantamiento de elecciones en la central y el corte de los mandatos vigentes hasta fines de 2024.

El 19 es el día D; el final de un ciclo y el cambio obligado en la CGT.