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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Dirck Henry Kloosterman y SMATA: postales de una Argentina industrial

Por Emmanuel Bonforti*

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Hoy se recuerda un nuevo aniversario del asesinato del dirigente sindical mecánico Dirck Henry Kloosterman. El presente artículo, tomando como punto de partida de este episodio, busca resaltar la importancia del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) al interior del movimiento obrero organizado y al resto de la comunidad nacional con su aporte productivo.

Evitar caer en lecturas dicotómicas, comprensión y apercepción

Lejos se encuentra este artículo de caer en miradas dicotómicas, el sindicalismo argentino por su aporte a la comunidad nacional en su conjunto excede ampliamente la discusión acerca de los 70, reflexión que no es motivo de este trabajo. En tal sentido, y con el diario del lunes, sabemos que Dirck Kloosterman fue asesinado el 22 de mayo de 1973 cerca del mediodía en las inmediaciones de la ciudad de La Plata. Kloosterman  había nacido en la ciudad de González Chávez en 1935, por esos años FORJA caracterizaba al proyecto de país impulsado por nuestra dirigencia como “El estatuto legal del coloniaje”. Su infancia se modificará con el advenimiento del peronismo. Para 1962 ingresó a la empresa Peugeot, aún se respiraban los aires de la movilidad ascendente y un ingeniero como Kloosterman podía vincular su estudio con una salida laboral. Era la época donde el paradigma productivo superaba al especulativo y en parte Kloosterman es hijo de esta Argentina. Luego se afilió a SMATA, su vida gremial fue en crecimiento actividad en 1966 fue designado delegado paritario. En 1968 fue un quiebre en su actividad política sindical cuando impulsó el Movimiento Nacional de Unidad Automotriz-Lista Verde de SMATA.

Mientras tanto participó en tomas de fábricas y planes de lucha impulsados por la CGT a los diferentes gobiernos militares y semi democráticos del período. En épocas donde los paros frenaban totalmente la actividad del país Kloosterman fue testigo y protagonista directo de estos sucesos. La CGT aún hoy recuerda las jornadas de lucha de junio de 1966. Para este momento Kloosterman adquirió una doble relevancia, por un lado interna como referente de un recambio gremial al interior de SMATA, y por otro externa como uno de los principales referentes de CGT. Esto se explicaba en parte la fortaleza de SMATA a nivel nacional y el perfil de un país productivo donde la producción mecánica formaba parte de un proyecto nacional.

 

Pensar SMATA como sindicato, es pensar el país

El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor nuclea a los trabajadores del automóvil en Argentina y no es casualidad que su fecha de fundación haya sido el 1 de junio de 1945. Es decir, uno de los momentos más importantes de la historia Argentina en lo que se refiere a la organización de la fuerza de trabajo. Esta acción fue impulsada por el coronel obrerista Juan Domingo Perón. El período poco estudiado pero que da cuenta de un crecimiento de la organización sindical sin precedentes. En cuanto a SMATA el objetivo de su creación y su adhesión a la CGT tenía que ver con la organización de los trabajadores de talleres mecánicos.

El crecimiento del sector automotriz y la consecuente organización gremial fueron un quiebre de paradigma para la vieja Argentina semicolonial y significó el nacimiento de una Argentina moderna. Mientras tanto la vieja oligarquía miraba con desconfianza todo aquello que no provenía de la producción rural, la cual era la única legitimada económicamente, producto de la cosmovisión oligárquica que hacía gala de la idea de las ventajas comparativas que ofrecía el campo.

Un país ganadero, como decía el pensador nacional Hernández Arregui, no necesitaba de ciencia, porque su inspiración era el monocultivo, con lo cual no precisaba de mecánica y mucho menos de trabajadores calificados. Esa secuela de carácter cultural hará mella en algunos sectores encargados de producir cultura afines a la idea de un país sin máquinas y condenado a la incompetencia industrial. Ese país jamás comprendió que no era la ciencia la que creaba la industria, sino la industria la que promovía el adelanto científico. En esa línea, la intelectualidad tampoco logró comprender al sujeto central a la nueva Argentina: una clase obrera de características industriales y urbanas. Esa misma intelectualidad condenó y lo sigue haciendo a la producción industrial y también a la clase trabajadora. Este rechazo explica el resquemor o la falta de comprensión hacia la organización de la fuerza de trabajo que giraba en torno a trabajos industriales, a lo cual si se le agrega que estamos hablando de la industria automotriz el rechazo irá en aumento.

 

SMATA como gremio de resistencia

A partir de 1951 se puede considerar que la actividad automotriz en la Argentina ingresa en un período de crecimiento, la llegada de Mercedes Benz y la creación de camiones nacionales dan cuenta de este fenómeno. La principal tensión radicaba en cómo las inversiones extranjeras se ensamblaban en las intenciones nacionales por ordenar la producción de vehículos. Al golpe de Estado de 1955 se le suma a partir del gobierno de Arturo Frondizi lo cual es acompañado con un avance del capital extranjero y las posteriores inversiones en el sector. En este contexto advertimos una serie de consecuencias para la clase obrera dedicada a la actividad mecánica: en primer lugar permitió aumentar la cantidad de puestos de trabajos del sector, pero en paralelo dio muestras del cuello de botella de una economía dependiente de los grandes capitales extranjeros. Los conflictos gremiales irán en aumento y el movimiento obrero será nuevamente la síntesis entre la cuestión nacional y la social. Las principales filiales internacionales automotrices se van a instalar en los cordones industriales de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, con lo que los conflictos del sector también se encontraban sectorizados. En esa tensión, en esos avances y retrocesos, en el contexto de Resistencia peronista es que se explica la emergencia de Dirck Kloosterman como un exponente del modelo sindical, el gremialista partició de tomas de fábricas de diferentes planes de lucha en este período organizados por la CGT. El crecimiento de SMATA también va a coincidir con el aumento de la actividad sindical de Kloosterman, para 1967 el gremio adquiere el inmueble de la calle Bolívar muy cercano a Casa Rosada.

A partir de 1968 un joven Kloosterman llega a la conducción de SMATA, impulsó el fortalecimiento de un nuevo periódico del sindicato, una nueva forma de comunicación y más cercana al afiliado, se apoyó y defendió la Ley 14250 de Convenciones Colectivas de Trabajo, fortaleció la capacitación sindical de SMATA. Impulsó la eliminación de las diferencias salariales en las concesionarias según regiones. Promovió la acción social con la creación del Centro Recreativo de Cañuelas y logró darle un lugar de preponderancia a su gremio dentro del armado de la CGT en ese período.

Los fenómenos sociales no se explican por separado sino que son circunstancias concatenadas por lo tanto la figura de Kloosterman y el crecimiento de SMATA dan cuenta de un momento particular de la historia nacional y del movimiento obrero, pero también desgarramiento. Pronto asistiremos a la desarticulación del aparato productivo y la revalorización de la especulación financiera.

 

* Columnista de Mundo Gremial. Docente de la materia Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Departamento de Planificación y Políticas de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa)

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