ANÁLISIS Y OPINIÓN
¿A qué está jugando cada uno?
Arrancó el año electoral y los diferentes sectores del sindicalismo están pidiendo pista, cada uno por su cuenta, en todos los armados políticos.
Sin lugar a dudas, la foto más novedosa de los últimos años es de la Abel Furlán, titular de la UOM, junto a Roberto Baradel, Sergio Palazzo, Hugo Yasky y el ministro Walter Correa, entre otros. Es que la presencia de Furlán en lugar del exsecretario general del gremio metalúrgico, Antonio Calo, le da un giro a un armado que podría tener “a priori” una fuerza política y territorial a nivel nacional, provincial y municipal.
El dato de esa foto, registrada el pasado 15 de febrero en la Federación Gráfica, es la ausencia de Pablo Moyano. La presencia del cotitular de la CGT como líder del Frente Sindical hubiese sido una pieza clave para que este sector pudiese consolidar el arranque definitivo de un nuevo espacio sindical. Con respecto a la ausencia, el dato sería, ante las últimas señales del camionero, que se apoyaría en el núcleo duro de la CGT para avanzar en lo que depara el año electoral.
¿Qué cambia Abel Furlán en ese armado filo K sindical? El primer punto a considerar, el despliegue territorial que la UOM tiene con mucha historia. Sumando a eso, el manejo de la Secretaría de Interior en la CGT, con unos de los procesos de normalización de las regionales más importante en la historia reciente de la central (50 regionales hasta el momento).
El segundo tema es el relato de la patria industrial, un elemento que Palazzo desde la actividad no puede aportar a la vicepresidenta Cristina Fernández, entendiendo que la gran masa de trabajadores bancarios votan a la oposición. Es la industria financiera.
En la espera de que Sergio Massa sea el candidato, la conducción de la CGT abre el paraguas y está preparando el aterrizaje forzoso a lo que entienden un escenario complejo si la oposición gana las elecciones, como algunos analistas entienden hoy. Algunos especulan con el menos malo, o el más moderado, sería Horacio Rodríguez Larreta. Los Uñac no asoman. Los intendentes parecen concejales.
Para generar volumen se liberaron los armados provinciales y territoriales. Como ocurrió en Santa Fe, en la sede rosarina del “Beto” Fantini, del gremio de la carne, en la última semana y los lanzamientos de espacios políticos sindicales.
GRANDES VALORES DEL TANGO
La 62 Organizaciones Peronistas, brazo político de la CGT, es un lengua antigua (¿muerta?), que ya trae más dolores de cabeza y gastos en actos inconducentes que arroja nulos resultados reales a una demanda de participación política del movimiento obrero.
Detrás de la estrategia de Luis Barrionuevo, la CGT apunta a resolver esa situación lanzando un espacio superador, que es el Movimiento Nacional Sindical Peronista, sobre la base de la “unidad de la central”.
De ser así, se pondría en cuestionamiento el proceso de Furlán. En el seno de Azopardo hablan de cuestionar el proceso que viene llevando el metalúrgico desde la Secretaria de Interior y utilizarlo políticamente de manera autónoma y no por mandato del triunvirato. Hay que esperar la próxima reunión de la Comisión.
En declaraciones recientes en Radio Del Plata con el periodista Alejandro Di Biasi, el ferroviario Sergio Sasia cuestionó todo el proceso político del campo sindical argumentando que “no tenemos agenda propia” y que el resultado sectorial no es una estrategia de conjunto inteligente. Esto, en el marco de 13 meses del proceso de unidad de CGT.
El dato importante que arroja Sasia es que la CGT no tiene el debate necesario para abordar estos temas. “Nos juntamos solamemente dos veces a debatir temas coyunturales”, señaló.
Ante este válido cuestionamiento, hay que preguntar qué pasó con su acuerdo con el moyanismo y la agenda de la CATT que preside. Cerca de Pablo hablan de un acuerdo trunco. “El que no puede lo menos, no puede lo más”, decía un sabio.